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Probióticos Lactobacillus Saccharomyces boulardii

Probióticos y salud

  • 22 junio 2020
  • Por Hugo Espinosa Andrews

Artículo publicado en la edición del mes de octubre de 2019 de la revista NOTICIAJ

M. en C. Paloma Barajas Álvarez y Dr. Hugo Espinosa Andrews
Tecnología Alimentaria, CIATEJ, A.C.

 

Los alimentos funcionales juegan un papel importante en la industria de alimentos debido a los beneficios que aportan a la salud (Silva, Cezarino, Michelon, & Sato, 2018). Los consumidores esperan que sus alimentos sean saludables, y que además coadyuven a la prevención y tratamiento de enfermedades. El mercado de probióticos se encuentra en constante crecimiento y se espera que la demanda global incremente alcanzando un valor de aproximadamente 69.3 billones de dólares para el 2023.

 

La palabra “probiótico” proviene de las palabras griegas “pro” y “biótica” que significa “a favor de la vida” y se utiliza actualmente para nombrar a las bacterias o levaduras que son consideradas alimentos funcionales por la capacidad de recolonizar y restaurar el equilibrio del tracto gastrointestinal. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización Mundial de la Salud un probiótico se define como “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades apropiadas (106 UFC/g) (FAO/OMS, 2002), confieren al huésped un beneficio para la salud”.

La mayoría de los probióticos son bacterias similares a las que se encuentran naturalmente en el intestino humano. Los probióticos incluyen una gran variedad de bacterias del género Lactobacillus y Bifidobacterium, pero también la levadura Saccharomyces boulardii y algunas especies de E. coli y Bacillus. Los probióticos tienen distintos sitios de acción, como la boca, el tracto gastrointestinal, el tracto respiratorio entre otros. El consumo de probióticos tiene múltiples beneficios a la salud (Guarner et al., 2017):

  • Promueve el metabolismo de la lactosa, disminuyendo las molestias son ocasionadas por su ingesta.
     
  • Ayuda a prevenir y controlar enfermedades del tracto gastrointestinal como diarrea relacionada con el consumo de antibióticos, colitis, diarrea infecciosa, síndrome del intestino irritable, entre otras.
     
  • Evita el crecimiento de microorganismos patógenos que pueden causar enfermedades debido a la competencia por nutrientes y la producción de sustancias que evitan su crecimiento y colonización.
     
  • Reduce los síntomas de inflamación intestinal
     
  • Ayuda a regular la producción de vitaminas
     
  • Fortalece la mucosa intestinal mejorando la absorción de nutrientes.

Hoy en día, los probióticos se pueden encontrar en el mercado incorporados en alimentos de diversas maneras o en forma de suplementos alimenticios. Las bacterias deben estar presentes naturalmente en el alimento o añadidas durante la preparación, principalmente se encuentran en productos fermentados como yogurt, jocoque, quesos, bebidas como el tejuino; sin embargo, ya es común en galletas, productos con base de chocolate, cereales, fórmulas infantiles y en suplementos alimenticios como píldoras, tabletas y polvos (Iannitti & Palmieri, 2010). La mezcla de probióticos y prebióticos generan un suplemento alimenticio simbiótico, el cual ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal. Los prebióticos son ingredientes alimenticios no digeribles en el estómago, como la pectina, celulosas, fructanos de agave, inulina entre otros, que son metabolizados por la microbiota intestinal, afectando positivamente al huésped por la estimulación selectiva del crecimiento y/o la actividad de uno o un limitado número de bacterias en el colon.

 

Diversas enfermedades del tracto gastrointestinal como la gastroenteritis, síndrome del intestino irritable, síndrome metabólico, obesidad, diabetes y cáncer intestinal, así como la restauración de la microbiota intestinal después de un tratamiento de antibióticos son tratadas con prebióticos, probióticos y simbióticos.

 

Bibliografía

FAO/OMS. (2002). Guidelines for the Evaluation of Probiotics in Food. Joint FAO/WHO Working Group Report on Drafting Guidelines for the Evaluation of Probiotics in Food. https://doi.org/10.1111/j.1469-0691.2012.03873

 

Guarner, F., Sanders, M. E., Eliakim, R., Fedorak, R., Gangl, A., Garisch, J., … Le Mair, A. (2017). Guías Mundiales de la Organización Mundial de Gastroenterología: Probióticos y prebióticos. World Gastroenterology Organisation, 35. Retrieved from http://www.worldgastroenterology.org/UserFiles/file/guidelines/probiotics-and-prebiotics-spanish-2017.pdf

 

Iannitti, T., & Palmieri, B. (2010). Therapeutical use of probiotic formulations in clinical practice. Clinical Nutrition, 29(6), 701–725. https://doi.org/10.1016/j.clnu.2010.05.004

 

Silva, K. C. G., Cezarino, E. C., Michelon, M., & Sato, A. C. K. (2018). Symbiotic microencapsulation to enhance Lactobacillus acidophilus survival. LWT - Food Science and Technology, 89(July 2017), 503–509. https://doi.org/10.1016/j.lwt.2017.11.026

 

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