El siguiente escrito es producto de la editorialización de las voces del equipo núcleo y del colectivo docente de la Especialidad Nacional en Bienestar Comunitario en Agroecologías y Soberanías alimentarias (ENBC-ASA). En el marco del primer encuentro de coordinación y planeación de actividades. Del 27 al 29 de agosto de 2024, UAM Xochimilco, CDMX.

Quiero empezar con una poesía porque ando inspirada. En estos meses he sentido que faltan palabras para expresar el proceso vivido, pero he aprendido a ir soltando para permitir que se develen nuevos caminos. Con toda la carga que traen, pongo al centro amor y compromiso, las dos palabras que nos sostienen y guían en esta especialidad. Ahora estamos en el momento en el que se abre el estero, se mira todo revuelto y toca ponerse creativos. Son aires de un nuevo ciclo. Se siente una especie de energía universal o universitaria, no sé muy bien. Mi deseo es que los campesinos puedan seguir cosechando su café, así como nosotros seguimos construyendo este espacio de encuentro. Al mismo tiempo, son momentos de detenerse, de parar, escuchar y pensar. Hemos pasado cosas difíciles y al mismo tiempo alegres. Viene naciendo el hijo de nuestro hijo, seguimos digiriendo: ¿Qué sigue? ¿Qué va a pasar? Vengo con incertidumbre ¿Qué nos piensa? ¿Cómo nos pensamos? y estamos contentos, con la disposición de hacer la talacha necesaria.

Antes de este espacio-tiempo de trabajo me sentía en lugares obscuros, por eso hoy me regocijo, por la oportunidad de volver a empezar. En este sentido, sabernos juntxs me da tranquilidad. Me pregunto ¿Cómo he/hemos llegado hasta aquí? La palabra es resiliencia, es arraigo… Seguimos en pie. En retrospectiva, doy gracias a las pérdidas que hemos tenido, las tomo como un regalo. Me gustaría felicitarnos(as). Una cosa nos ha llevado a la otra y seguimos aprendiendo. Este proyecto ha sido la oportunidad que estábamos buscando o tal vez sería que la oportunidad nos andaba buscando; como fuera, el caso es que estamos en un momento de sacudida, de cosas nuevas.  Toca confiar en las inteligencias y diversidades del colectivo, ahí está nuestro poder. El reto es sortear las distracciones.

Hoy llego segura, ustedes son mi CASA, eso me da seguridad. Me quedo con la palabra identidad colectiva. Que tengamos la fuerza de las comunidades. Mi palabra elegida es generosidad, la misma que nos hace compartir un sueño, por eso agradezco a cada unx de ustedes.

Deseo que, como yo, vivan la sensación de mirar y ver el frijol, la calabaza, el maíz, y que, con el Huentle al centro, conectemos con la vida, con nuestra historia. Quiero convocar-nos a mirar el sector que nos da de comer. Es momento de cerrar filas, de cuidar el bosque de los incendios, de recuperar y sembrar cultivos criollos. Sin olvidar-nos de poner el autocuidado al centro. Cada proceso, igual que las personas, tiene sus tiempos diversos y complejos, no se trata de ir al ritmo del más rápido. Es importante planificar y al mismo tiempo estar preparados para el cambio de guion, yo nos veo grandes, crecidos. Todo va a salir bien. Recordemos que, a pesar de los días difíciles, del ruido en nuestras cabezas y corazones, siempre hay un Don Heladio que nos impulsa a despertar, alguien que nos comparte un café, que nos da una palabra de aliento. Hoy pensé en la amistad que vale.