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La relevancia del emprendimiento en un proceso de Innovación Tecnológica

  • 18 julio 2019
  • Por José Luis Flores Montaño

La relevancia del emprendimiento en un proceso de Innovación Tecnológica

Si entendemos por innovación como “un proceso dirigido a un mercado bajo un enfoque de negocio que detecta oportunidades y capacidades organizacionales para generar productos, procesos y servicios novedosos aceptados por los consumidores” (Norma Mexicana NMX-GT-001-IMNC-2007); podemos afirmar entonces que el conocimiento aplicado o las tecnologías que trascienden y tienen un impacto relevante en una sociedad (empleos, riqueza, bienestar en general de manera responsable y en favor de los ciudadanos) se les puede calificar como Innovadoras. La Innovación Tecnológica (IT) es clave en un entorno competitivo (conformado por empresas del sector productivo) para llevar beneficios a los ciudadanos, tal como lo han demostrado otras sociedades que le han apostado a la IT (de acuerdo con el Índice de Innovación anual de Bloomberg) como Corea del Sur, Japón, Alemania, Israel, Estados Unidos de Norteamérica y Suecia entre otros. El Índice de Innovación anual de Bloomberg[1], ya en su séptimo año, analiza decenas de criterios utilizando siete parámetros, que incluyen gasto en investigación y desarrollo, capacidad de producción y concentración de compañías de alta tecnología que cotizan en bolsa.

Los motores que mueven la IT (cuádruple hélice) serían entonces: 1.- Las instituciones que generan conocimiento aplicado o tecnologías innovadoras, esto es, las Instituciones de educación superior (IEs) y/o los centros de investigación (CPIs) ya sean públicos o privados; 2.- Sector productivo que asimila la tecnología (conformado por empresas Mipymes en nuestro caso); 3.- Fondos o programas de apoyo gubernamental (Estímulos fiscales o de Innovación entre otros); 4.- Los ciudadanos que demandan bienestar.

 

Referente al motor de las instituciones académicas y de investigación (IEs y CPIs), en el 2018 según el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), que administra uno de los parámetros importantes que alimenta el proceso de innovación, como son las invenciones o patentes registradas (output) en México, las cuales fueron 16,424, siendo 91% de extranjeros y solo 9% (1,555) de mexicanos, 345 corresponden a la Ciudad de México y en segundo lugar nacional al estado de Jalisco con 219. Cabe reconocer el loable esfuerzo a través de sus Fondos y programas administrados por las instituciones nacionales y estatales como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y la Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología (SICYT) han venido haciendo, no solo en el apoyo a la protección del conocimiento o invenciones, sino al mantenimiento mismo de uno de los motores claves de la IT.

En tiempos actuales no podemos perder de vista el proceso o gestión del Emprendimiento cuyo fin es generar nuevos negocios y quizá sea considerado el 5to motor clave adicional en el impulso de la IT. El emprendimiento no es una ciencia ni un arte, es una práctica. La práctica del espíritu emprendedor se centra en la institución que es el vehículo de la Innovación. Se ocupa de la gestión empresarial en tres áreas: el negocio existente, la institución de servicios públicos y la nueva aventura “emprendedora”[2]. Hoy en día las instituciones que ofrecen servicios educativos y de investigación (públicos o privados) se centran en cursos multidisciplinarios en aquellas disciplinas donde los estudiantes aprenden los fundamentos del emprendimiento y la innovación para que puedan crear valor económico y social a partir de su conocimiento[3].

Por otra parte, hay quien asegura que en el futuro los jóvenes van a tener que inventarse sus trabajos (emprendimientos); algunas estimaciones del Fondo Económico Mundial señala que entre un 75 y 80% del mercado laboral de los países industrializados en 2030 estará compuesto por trabajadores independientes o temporales (hoy en día por ej. : plataformas Upwork.com, Freelance.com, Kickstarter, Etsy o Business Talent Group, entre otros), donde lo más importante no serán los conocimientos adquiridos sino la automotivación y las “habilidades blandas” como la creatividad, la capacidad para detectar nuevas oportunidades, la facultad de resolver problemas y el trabajo en equipo[4].

Aunado a lo anterior, así como al momento histórico que vive México, será preponderante para los tomadores de decisión, que los motores estén bien afinados, alineados y en perfecta sincronía para que su impulso sea suficientemente fuerte y trascienda en innovaciones tecnológicas, que impacten con nuevos negocios, más empresas y empleos que lleven beneficios a la sociedad para mejorar su prosperidad, de lo contrario, su impulso puede ser muy débil o nulo y el barco de la IT pudiera quedar a la deriva.

 

Elaborado por: M.A. José Luis Flores Montaño, Director Adjunto de Vinculación y Transferencia de Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, A.C. (CIATEJ), enero del 2019.

 

[1] Michelle Jamrisko, Lee Miller y Wei Lu, Bloomberg 22 de enero de 2019

[2] Innovation and entrepreneurship, Peter F. Drucker, 2009

[3] https://www.purdue.edu/entr/ (consultado el 27 de enero del 2019)

[4] ¡Sálvese quien pueda!, Andrés Oppenheimer, Penguin Random House, 2018

 

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